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25 los argumentos razonados persuaden,
¿pero qué demuestran vuestras razones?
26 ¡Creéis que un discurso zanja una cuestión
y que sólo es viento la voz desesperada!
27 Seríais capaces de rifaros un huérfano,
de poner precio a vuestro propio amigo.

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